lunes, 7 de abril de 2008

Tren al Sur


Los argentinos advierten una y otra vez que los trenes se acabaron después de Menem y que los que quedan no llegan casi nunca a su destino. Así que constantemente nos decían "tenés que estar de la cabeza" para querer empezar el viaje en tren. Sin embargo a medida que escuchábamos todo esto, aumentaban nuestras ganas de vivir esta experiencia. Fueron 12 horas desde Buenos Aires a Bahía Blanca, de las que podríamos contar tantas anécdotas!!! Desde el grupo de punks sin billete de nuestro lado, hasta Xavi intercediendo entre una pelea de mujeres a punto de darse golpes (porque nadie más movía su trasero del asiento), pasando por el revisor pidiendo los boletos cada 30 minutos despertando a todos, el vendedor ambulante que siempre era el mismo con diferentes artículos o dos meseros vestidos de traje caminando como zombis todas las horas del trayecto.
Habríamos querido tomar muchas más fotos pero la calma tensa que se respiraba en el vagón no nos lo permitió. El resto se quedó en nuestra cabeza para algun día poder contárselas


RDS

4 comentarios:

Sumercé dijo...

Que bueno, cuenten más, cuenten más.

LM

viulautopia dijo...

Molt bona foto! sembla un pesquer a punt de naufragar...
Una abraçada Xavi i passa pel Bolsón i el Chaltén!
Y si pots llegir el llibre Falsa Calma de Cristina ...(un cognom com rus, tipo Kristoff...), sobre els poblets deserts del sud... precisament molts a l'antiga ruta del tren...
I un documental " fantasmas de la Patagonia" sobre la descapitalització i les conseqüencies del Menemismo a un poble de la Patagonia, a Rio Negro o Neuqúen...
Bon viatge guapo, de la familieta

ACERCA DE ESTE ENCUENTRO: dijo...

Seguro que Talia ligó... Por favor contar mucho,eh!!!

reflejosdelsur dijo...

Hola Pringles: (Creo que la de esta pregunta solo puede ser Lourdes)

jajajajaja, si te contará... si te contará...

Mi primer pretendiente fue un pescador, yo como buena antropóloga lo veía al lado del mar, con sus cuchillos, con los pájaros que volaban a su alrededor y por supuesto recurrí a la cámara de fotos. Mientras buscaba el encuadre veía su ropa, las botas y pensaba en la maravilla de estar en Chiloé encontrando este tipo de personajes.
Una vez terminadas sus labores el pescador se acerca diciendo "Colombiana, ¿no?" y yo con cara entusiasmada contesto "Sí, cómo supo, ¿por el acento?", entonces mi objeto d estudio (el pescador) responde: "No, por lo rica que estás".

Uich, que asco pensé al comienzo, mi objeto de estudio no era tan mágico como pensaba, era sobretodo un pescador solo en las playas de Chiloé. Me reí mucho después con el cuento.

Talía