lunes, 16 de febrero de 2009

¡50 años de Revolución en Cuba!

Mientras una de las creadoras de Reflejos descubría los entresijos del Sundance Festival y se dejaba cautivar por la magia de los copos de nieve, yo, el otro, viajaba a la Cuba Revolucionaria para palpar en primera persona el estado real de una isla bloqueada que se resiste a ceder terreno al capitalismo.

Uno de tantos carteles en favor de la Revolución, (La Habana)

Plaza de la Revolución, (La Habana)



Calle 23 en el barrio Vedado, (La Habana)


Ya han pasado 50 años desde que los barbudos de la Sierra Maestra, con Fidel al frente, llegaban victoriosos a la Habana para brindar una revolución socialista a un pueblo dominado por la desigualdad y la corrupción. Y aunque los ideales y los valores de dicha revolución siguen intactos, la economía, mermada por el bloqueo norteamericano y la caída del bloque soviético en 1989, hace que la población tenga ciertas dificultades en su cotidianidad.



Mausoleo del Che, (Santa Clara)


El tren descarrilado en Santa Clara,
momento clave para la victoria de la guerrilla en 1959


Una calle de la habana vieja, (La Habana)



Reliquia de los años 50


Mi ilusión era poder vivir in situ uno de esos actos multitudinarios en la Plaza de la Revolución de la capital cubana, que me convenciera de la vigencia entre la población de este largo proceso con destino incierto, según algunos medios de comunicación occidentales. Estando allí pude ver que la incertidumbre no es tal y que Fidel tiene como sucesor un partido y un organismo cohesionado, con Raúl como cabeza visible. Aún así, me quedé con las ganas de mezclarme entre una multitud exaltada aclamando las grandezas de la Revolución. La celebración de los festejos fue de total austeridad, y posiblemente una de las causas pueda haber sido los recientes huracanes que han debilitado todavía más la isla. Sin embargo me llevo en la memoria gran cantidad de momentos mágicos vividos entre gente sin complejos, alegre por naturaleza, vital, generosa, solidaria, trabajadora, culta, y con muchas cosas que enseñar.


Fiesta de fin de año auténtica


Y qué decir de la Habana...sin duda hay que ir!


Monumento a José Martí (icono de la independencia)
en la Plaza de la Revolución, (La Habana)



Museo de la Revolución, (La Habana)




Universidad de La Habana

Malecón al atardecer, (La Habana)


Capitolio, (La Habana)


Plaza central, (Trinidad de Cuba)

Playas del este, (a 20 km de La Habana)



Playas del este, (a 20 km de La Habana)



Todas las imágenes han sido realizadas por Miquel Sureda



RDS



viernes, 6 de febrero de 2009

Mágicos copos de nieve en la memoria


NEVADA EN PARK CITY - UTAH


Talía emocionada con cada copo de nieve que toca su rostro.


Primera nevada durante el Festival del Sundance.


Los copitos van aferrándose


Todo se va cubriendo de nieve.


Después de dos horas.


Al final, los rastros de esta nevada se ven así.


Hay magia por todas partes.


Cae la noche, Talía camina y juega con la nieve.
Mágicos copos de nieve quedan en la memoria!


RDS


miércoles, 4 de febrero de 2009

Historias de Aeropuertos, complicidad mochilera II


¿Acaso es posible pasar más de 10 horas esperando hacer conexión a otro vuelo?


Nunca se sabe qué puede pasar cuando hay conexiones por hacer...


Descendiendo hacia Salt Lake City - Utah


Otro avión aterrizando al mismo tiempo.


¿cuántos viajeros duermen a diario en algún rincón de los miles de aeropuerto del mundo?
¿se puede conciliar el sueño?


Poco o nada había pensado sobre estos asuntos hasta hace unos días cuando por una tormenta de hielo era imposible tomar el siguiente vuelo que me llevaría a mi destino final. Sin ánimo para salir en busca de un hotel en medio del frío decidí aventurarme a la idea de dormir en el aeropuerto. Hoy, 6 días después de la pasada experiencia, vuelvo a quedarme en otro aeropuerto durante la noche. Cada aeropuerto es diferente pero no deja de ser desconcertante andar con la mochila por ahí viendo el mismo lugar que se transita casi siempre corriendo, ahora invadido de cierta pausa y monotonía.


En unas 12 horas estaré saliendo por este mismo sitio.

Lo primero que hay que hacer si la aerolínea lo permite es hacer el check inn y deshacerse del equipaje, de esa manera se tiene acceso a las salas de espera donde el tiempo es más ameno. Una buena sala de espera seguro tiene algún televisor con noticias y por qué no, alguna toma de corriente para cargar lo que sea necesario. En mi caso, el computador que después de conectar a internet permite hablar por Skype, mandar todos los correos atrasados y hasta publicar en el blog que se tenía abandonado. Si el computador tiene cámara incluso puede servir para que algún amigo desde otro lugar del mundo se quede cuidando las cosas mientras vas al baño o hablas con la gente de la aerolínea. Ah y obviamente como el tiempo lo permite, se sugiere hacer algunas pesquisas en internet de otros viajeros que duermen en los aeropuertos para aprender algunos tips, como por ejemplo:
http://www.sleepinginairports.net/


Sala de espera

Una vez encontrado el lugar será necesario proveerse de comida, los restaurantes tienden a cerrar hacia las 12pm. En mi caso particular la primera vez cuando corrí por comida, pese a ser muy tarde, la señorita terminó regalándome algunas cosas que ya tenía empacadas para llevar a su casa. Hoy en cambio encontré una maquina que por $2.50USD saca papas fritas recién hechas, sandwiches y hasta pizza.

La noche es larga, así que se trata de tener diferentes tipos de distracciones, revistas, libros, música, internet y la disposición del cuerpo para relajarse hasta que llegue el anuncio del esperado vuelo.

Supongo que la vez pasada corrí con más suerte, una cama de camping que me dieron, 3 mantas y la compañía de un sin numero de viajeros (20 o 30 más o menos) que durante toda la noche fueron llegando a la sala de espera.


Al inicio de la noche eramos solo nosotros dos.


El guardían de mis sueños:
un conductor de bus que por la tormenta no pudo conducir hasta su casa.


Otros prefieren pasar el tiempo jugando cartas.


La sala de espera se va llenando...


La vez pasada un conductor de bus que también se quedó en el aeropuerto durmiendo, se volvío un angelito que me permitió conciliar el sueño sin preocupación alguna. En la mañana él me despertó para decirme que debía alistarme porque ya estaban llamando mi vuelo. Esta vez tan solo puedo hablar de otros cuatro individuos al rededor del pasillo, una señora medio loca que habla de gente que la persigue, de cristo, el diablo, el cielo y el infierno... Un sin número de trabajadores que con diferentes máquinas están a la tarea de limpiar el aeropuerto y un poco de frío que se cuela por las puertas.


Lista para dormir antes de llegar a mi destino final.


Por aquí me despido con un trozo más de esta aventura por el norte para estos Reflejos del Sur que me dejaron impreso eso que llamamos complicidad mochilera.


Talía, minutos antes de poner un poco de música y caer en un sueño profundo.



RDS