martes, 15 de abril de 2008

Las dos caras de San Martín de los Andes


Como toda moneda, cualquier pueblo del mundo tiene dos caras. San Martín de los Andes se muestra a los ojos del turista como un paraje hermoso, brillante y espléndido. Uno llega al lugar atraido por la majestuosidad de las montañas que lo rodean, el azul intenso de las aguas del lago lacar que lo baña, múltiples cabañas y cabañitas de madera, y un aire puro, limpio y refrescante...en definitiva, un pueblo de cuento de hadas.







Pero las bellas postales e imágenes que atraviesan fronteras y viajan por la red, no contemplan la otra realidad del pueblo, la otra cara de la moneda. Simplemente al cruzar un puente, los 4x4 se han convertido en coches atrotinados, el asfalto se ha vuelto polvo, la madera brillante está vieja y las miradas confiadas con el turista del otro lado, aquí son ojos abiertos de asombro por ver a un extraño. Sin quererlo el río se ha convertido en un límite entre dos mundos opuestos que llevan el mismo nombre.





RDS

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