jueves, 26 de junio de 2008

Rio de Janeiro


A Rio de Janeiro llegamos de noche con miles de recomendaciones sobre los peligros que se encuentran en esta ciudad. Al parecer era mejor no pasar por algunos sitios, no llevar joyas y mucho menos cámaras que nos hicieran objeto de algún atraco. En resumidas cuentas se trataba de no parecer turista y comportarnos como buenos Cariocas, pero eso de no parecer turistas es casi imposible cuando se llega por primera vez a cualquier sitio: la manera de caminar, de observar las cosas y de hablar hace que se lleve en la frente un letrero que dice SOY EXTRANJERO.


Panorámica de Rio con el "Pão do Açúcar" en el medio.


Panorámica de la ciudad con la "Lagoa Rodrigo de Freitas" mientras cae el atardecer.


Descendimos del autobus después de 6 horas de viaje con nuestras mochilas en la espalda, nuestras cámaras empacadas en pequeñas maletas que cuelgan por delante y por qué no decirlo con un poco de inseguridad frente al panoráma que encontraríamos. Así que en principio pensar en grabar la ciudad resultaba casi que una utopía pero sabíamos era imposible dejar de tener las imágenes que darían inicio al segundo capítulo de la "Estrada do Sol"
.


El "bondinho de Santa Teresa" que aún funciona por entre las calles de este barrio.


Pese a todo lo que nos habían dicho, lo que encontramos fue una ciudad por la que se puede transitar y capturar su magia sin mayores alteraciones.
Rio de Janeiro cautiva y en cuanto pasan unas horas los miedos se van yendo para darle paso a las sonrisas de la gente, a los rayos de luz que explotan en los cuerpos de quienes visitan las playas y a la arquitectura que circunda la ciudad. Los contrastes entre sus habitantes son marcados pero al buen estilo latinoamericano todos conviven con los otros como si no pasara nada y es que en realidad... aquí no pasa nada!!!



La primera imágen que vimos del Cristo Redentor.


Primer plano del Cristo Redentor.


La magia de Ipanema cuando cae el sol


Vigilando Ipanema al atardecer


Tal como se presentan las cosas mágicas de la vida, de una manera muchas veces casi que inesperada, llegó el tercer integrante del equipo: Ari, cubano y español a la vez, vino con su música, poemas y alma de viajero para ir tras la famosa pero desconocida Estrada do Sol.


Ari, nuestro nuevo compañero de viaje, a contraluz.


Primer atardecer que vimos con Ari desde el mirador del Cristo Redentor.


Luna llena.



RDS



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